by Sara De Lille
Cuando hacemos improv, o estamos tomando una clase de improvisación teatral se nos dan reglas que de pronto nos alejan de lo importante para crear la escena: quiéne son los personajes y porqué nos importará verlos. Se nos indica que comencemos con el famoso PROL o WhoWhatWhere, en ese espacio tiempo que vamos a plantear y que -en el mejor de los casos- el compañero nos ayudará a crear también.
Ya que tenemos los personajes no importa si no tenemos idea de qué se va a tratar (improvisemos :P) Los personajes nos darán todo lo que necesitamos: con una opinión, con un punto de vista, con un comportamiento o con un objetivo específico. El Who What Where nos dará la base para poder tomar decisiones y avanzar en LA RELACIÓN.

Las decisiones sobre nuestro personaje y cómo se relaciona con el otro serán las que crearán la escena de improvisación. Si nuestro personaje tiene un comportamiento específico podremos generar una reacción, y de ahí se irá construyendo la relación.
La relación es de dónde vamos a poder jalar un hilito y seguirnos, construyendo cada vez más y viendo qué pasa con esa relación, cómo se transforma o cómo se profundiza. Ya sea que estemos jugando Improv Longform con base en el Game of the Scene o estemos haciendo algo basado más en Story, ambos tipos de Improv se basan esencialmente los personajes para crear.
Cuando estamos en Story, la relación es básica. El saber qué hacen, qué los une, qué los vuelve locos del otro, qué secretos tienen, qué confesiones pueden hacerse, qué han pasado juntos nos dará todo para hurgar en sus vidas. A veces los personajes aparecen en escena y parecieran extraños, nosotros mismos al representar vamos descubriendo qué es lo que traen, sienten, cómo van interactuando con el otro.

Cuando estamos en una improvisación basada en el Game lo que haremos será desarrollar esa relación hasta llegar a encontrar lo inusual, dentro de la relación será mucho más fácil llegar a encontrar el juego. Si no tenemos relación, el juego puede ser un chiste que se acaba pronto. Dado que el Game nace desde un comportamiento, necesitaremos que el compañero lo note, lo enfatice y reaccione a él. Por eso es necesario la relación. ¿Reaccionamos igual ante un extraño que ante alguien cercano? No. La relación es la que cambia el peso y el impacto de lo que el otro hace.
La relación es la que le da peso a las situaciones en la escena. “No empieces una escena con dos desconocidos” ¿Por qué se nos enseña eso hasta el cansancio? Pues porque la relación ahí apenas se gesta, y sí, puede ser entretenido de ver, si ambos improvisadores tienen experiencia y personajes entrañables, pero la relación es tan fuerte que nos puede ahorrar muchos pasos -no solo a nosotros sino a la audiencia. Ver una escena con dos personas diciendo “¿Cómo le va? ¿Qué tal el frío?” realmente no nos va a atrapar. El ver a dos personas con una relación es lo que nos dará la carnita para crear situaciones donde ambos personajes se vean afectados por el otro.
La relación se dará dentro de una realidad que planteamos, dentro de una cotidianidad. A la hora de improvisar podemos inspirarnos en todas aquellas relaciones que tenemos en nuestra vida, no todas son parejas y padres e hijos: podemos explorar esas relaciones que tenemos a diario que luego no están en nuestro top of mind, la que tenemos con el que nos despacha diario el café, con el dueño de nuestra casa, con la prima segunda que vemos cada año, el amigo del novio, el vecino. Las relaciones hacen magia, las relaciones nos dan de qué hablar y aunque sea una relación entre una mariposa y una cucaracha, nos daremos cuenta que las relaciones nos atrapan porque cuentan situaciones e historias con las que nos identificamos todos. Porque parte de lo más humano, de esa búsqueda de vincularnos con el otro, por más torpes que seamos en el proceso. Por cierto, lo torpe siempre hará más hermosa la comedia porque es en nuestras fallas donde nos reímos de nosotros mismos.